El
domingo pasado me acerqué a Baltimore a pasar el día.
Tenia mucha curiosidad por ver lo que había dejado tras de sí el reciente
festival ARTICULATE, comisariado por Stefan Hauswald y Jesse James, dos
artistas locales. Además, también quería echar un vistazo a algunos de los
murales del OPEN WALLS que no estaban terminados la última vez que estuve por
allí y como no, dar algún paseo en busca de lo inesperado. Os confieso que no
estaba preparado para lo que me encontré… posiblemente el empacho de arte
urbano más grande que me he dado nunca.
El
festival ARTICULATE ha nacido con la intención de conectar de alguna manera la
zona conocida como Bromo Tower (área artística de la ciudad) y la zona de North
Station, donde se celebró el BALTIMORE OPEN WALLS el pasado mes de Mayo.
Baltimore
es una ciudad curiosa que ha visto como sus barrios han sufrido diferentes
ciclos de éxito y fracaso. Esta zona donde se celebraba el festival, es un buen
ejemplo del reflejo de estos cambios sociales y económicos a través de los
años. Considerado el centro de la ciudad hace mucho tiempo, sus calles muestran
arquitecturas impresionantes, llenas de detalles exquisitos. Pero debido al
desplazamiento del centro urbano a una nueva área junto al mar, esta zona se
fue quedando desierta poco a poco hasta llegar a un estado de abandono casi
total. La gran mayoría de los edificios están vacíos y entre ventanas tapiadas
y construcciones muy deterioradas, todavía se puede ver ese antiguo esplendor que
estoy seguro, no tardará mucho en volver.
Todos
los murales realizados durante el festival se encuentran concentrados en tres o
cuatro manzanas, por lo que aparcamos el coche (en Howard Street) y realizamos
el trayecto a pie. Nada mas bajar del coche empecé a ver que casi todos los
tablones de madera utilizados para tapiar puertas y ventanas, han sido
utilizados por artistas y el contraste de los colores con los edificios
abandonados es bastante espectacular.
También
en Howard Street, uno de los numerosos murales del BALTIMORE LOVE PROJECT,
creado por MICHAEL OWEN (perdonad lo horroroso de las fotografías):
El
primer mural del ARTICULATE que vi fue el de CHRIS STAIN y BILLY MODE, con dos
niños sonrientes como protagonistas sobre un colorido fondo:
Junto a
él, una pequeña casa pintada en un potente color azul muestra unos posters de
NETHER, algún que otro graffiti, una curiosa pegatina de XXIST (os acordáis?) y
un tierno póster cuto autor desconozco (¿Podría ser SORTA?):
Desde
ese mismo punto se pude ver el increíble robot de PIXEL PANCHO. No importa
donde se ponga uno, el dichoso robot parece que te sigue con esa imponente
mirada:
Ya en
otra manzana, un estrechísimo callejón guarda uno de los mejores murales de
todo el festival, el de INDIGO. Su localización entre una casa y un parking
(abandonado o en obras) hace casi imposible el poder fotografiarlo en
condiciones:
Desde
el mural de Indigo y doblando la esquina, llegué a un solar rodeado por casas
abandonadas. Las pocas muestras de arte urbano que me encontré allí me
parecieron curiosas; unas abstracciones geométricas realizadas con cinta
adhesiva sobre tablones de madera, un póster de SORTA que muestra a un hombre
contemplativo y feliz y dos chicas enmascaradas que solicitan “no masters”:
El graffiti
más clásico estuvo representado por los murales de HKS 181 y de WAYS junto a J.
DIGITAL. Junto a ellos, la abstracción en forma de rombo de JESSE UNTERHALTER.
Otra vez, el sol se ponía en mi contra:
Las dos
manzanas que separan este punto del mural del italiano 2501, están llenas de
posters, pinturas, instalaciones, etc. El antiguo cine Mayfair despliega una
interesante colección de posters de NETHER y SORTA (incluyendo otra vez, el
hombre contemplativo y feliz):
Un poco
más arriba, unas casas abandonadas (y preciosas), sirven de soporte para
algunas piezas de JORDAN KASEY, JOSH VAN HORNE y KATHERINE RALSTON (en ese
orden) y un par de puertas, una que habla mucho y otra que no dice nada:
El
final de este primer tramo de visita fue el espectacular mural de NEVER 2501.
Mientras lo fotografiaba, una vecina me comentó que el solar en el que se
encuentra, estuvo ocupado por uno de los edificios mas antiguos de esa zona de
Baltimore. Al parecer, su dueño lo destruyó recientemente cuando compró el
edificio grande que sirve de soporte al mural. Su intención era la de construir
apartamentos de lujo, pero al quedarse sin dinero, las obras pararon y así se
ha quedado la historia:
Me hace
mucha ilusión ver como Baltimore se está haciendo un nombre en el panorama
americano del Street art. Sobretodo desde que el alcalde de Brooklyn decidiera
poner un especial énfasis en su absurda política de tolerancia cero hacia el
arte urbano. Lo mejor es la respuesta positiva de los vecinos, que están
encantados de ver como su barrio recupera poco a poco el color que se le había
ido apagando con los años.